jueves, 29 de octubre de 2015

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Sordos: cómo afrontar la sordera en el ámbito familiar

Para muchos el silencio es un placer difícil de encontrar, para unos pocos es su estado permanente. La falta de cualquier sentido nos afecta en gran manera, pero no escuchar lo hace de modo superlativo. Crea una gran desconfianza en quienes lo sufren debido a que nunca saben si hay alguien a su alrededor, si están hablando mal de ellos y en ocasiones se sienten indefensos debido a que no pueden advertir ciertos peligros. Pero aun así, son tan felices como lo podamos ser cada uno de nosotros. Hoy te hablamos de la sordera en el ámbito familiar.

La sordera, la discapacidad invisible


Hay una serie de puntos interesantes que debemos comenzar por destacar. La sordera se denomina como la discapacidad invisible, ya que a primera vista es imposible de detectar. En un país como España y según el Instituto Nacional de Estadística, hay algo más de un millón de sordos, aproximadamente un 3% de la población del país. Suponen un tercio de la totalidad de españoles que padecen algún tipo de discapacidad.

Aunque existen diferente asociaciones que trata de mejorar y sobre todo normalizar la vida de quienes tienen esta capacidad diferente, lo cierto es que es un colectivo que cuenta con menos ayudas que otros similares.

Mitos sobre la sordera


Durante mucho tiempo las personas sordas han cargado con el título de sordomudas. Una calificación que además de errónea a estas personas les resulta ofensiva. Este nombre viene del convencimiento que tienen aún hoy algunos de que este tipo de personas no pueden comunicarse.

Sin embargo nada más lejos de la realidad. Pueden comunicarse mediante la lengua de signos, la lengua oral, verbalizada o escrita, o mediante una mezcla de ambas. De hecho, en España solo un 10% de las personas sordas emplea en exclusiva el lenguaje de señas.

A pesar de este dato las personas sordas se enfrentan vez tras vez a grandes dificultades para hacerse oír y para poder acceder a la información. Principalmente a la educación.

Empezando por el acceso al centro educativo. Mientras que hay rampas preparadas para quienes van en silla de ruedas o los invidentes disponen de documentación en sistema braille, la persona sorda no cuenta con ninguna ayuda similar. Incluso los intérpretes de lengua de signos brillan por su ausencia en la mayor parte de los centros académicos.
Padres sordos con hijos oyentes

Se calcula que si ambos padres son sordos tienen un 50% de tener hijos sordos. En el caso de que sus hijos sean oyentes hay que darse cuenta de que para ellos su lengua materna va a ser el lenguaje de signos, que es como sus padres se comunicarán con ellos. Pero llegarán a ser bilingües porque la mayor parte de su entorno les hablará en la lengua propia del país en el que residan. Algo que permitirá que ese pequeño en un futuro pueda aprender otros idiomas con más facilidad.

Debemos tener en cuenta que los pequeños bilingües tardan más tiempo en comenzar a comunicarse por norma general, es lógico, están haciendo un doble esfuerzo.

Es importante que el niño desde el principio reciba estímulos sonoros. Aun en su propio hogar no deben vivir en el silencio, quizás no sea mala idea que se use la televisión de forma moderada para poner en contacto a nuestros hijos con las palabras. También la música y las canciones pueden ser una herramienta muy útil. Algunas personas que padecen sordera son capaces de articular palabras, si es tu caso no dudes en hacerlo delante de tu hijo.

Los expertos muestran que es fundamental que los padres no se sientan culpables por ser sordos. Ni piensen tampoco que están privando a sus hijos de llevar una “vida normal”, que realmente tampoco sabemos en qué consiste. Es mejor verlo como una oportunidad para que los niños desarrollen otras capacidades.

Un punto fundamental es que los padres no deben utilizar a los niños como intérpretes, una costumbre hasta hace poco muy extendida. Es decir no hay que llevarlos al médico, al banco o a la tienda para que hagan esa labor. Se han dado casos de padres que llevaban a sus hijos a negociar hasta un préstamo. Es mejor que traten de ocuparse por sus propios medios de esos asuntos y permitan que los niños vivan la infancia como lo que son, niños.
Padres oyentes con hijos sordos

Cuando tenemos un hijo sordo todo nuestro mundo parece desmoronarse, seguramente para nosotros sea el primer contacto con alguien que vive esta situación, por lo que es lógico el desconcierto inicial. Luego lo más normal es que llegue el periplo por distintas consultas médicas, asociaciones y páginas de Internet buscando cómo actuar.

La información es buena, pero la sobreinformación no. Así que busca ayuda, pero no te satures. Tu hijo va a llevar una vida diferente a otros niños, pero que no tiene que ser necesariamente ni mejor ni peor. Al fin y al cabo la felicidad a un niño se la dan otras cosas más importantes que el poder escuchar o no.

Toma en consideración las pautas que te marque su pediatra y ponlas en práctica. Seguramente te sirva de ayudacontactar con alguna asociación que te asesore sobre las necesidades especiales que tiene tu hijo y los recursos de los que dispones.

Es fundamental algo que aunque obvio puede no serlo tanto al principio. Cuanto antes debemos aprender el lenguaje de signos para poder comunicarnos con nuestro hijo. De no hacerlo le estaremos privando de adquirir su propia lengua materna.

Tengamos en cuenta estos puntos:


· El lenguaje de señas es tan complejo y completo como cualquier otro, por lo que aporta a nuestros hijos las mismas capacidades que cualquier otro.

· No es necesario que nuestro hijo aprenda a pronunciar las palabras para aprender a leer. Unos lo harán y otros no, pero todos pueden y deben aprender a leer y escribir.

· Los sordos no tienen la facultad natural de leer los labios, la adquieren con la práctica.

· Los niños sordos tienen que relacionarse con todo tipo de niños y los padres debemos reforzar su socialización. Nos dejará atónitos la facilidad que tienen los pequeños para comunicarse entre ellos.

· Debemos hacer de nuestros hijos personas seguras y sin complejos. Todos tenemos distintas capacidades, aunque no siempre es fácil percibirlo. Pero que alguien cocine bien no lo hace mejor persona que aquel que es un desastre en los fogones, tendrá otras habilidades. Una idea que debe estar clara para nuestros hijos, no oyen, pero tampoco valen menos que otros que escuchan.
Cuando el niño pierde la audición

Cuando nuestro hijo pierde la audición una vez que ha aprendido a hablar, ya sea por un accidente o una enfermedad, contamos con una ventaja, puede comunicarse con nosotros. Al menos puede contarnos qué le sucede. Incluso, si ya ha aprendido a leer y escribir contamos con una ayuda extra.

Aun así debemos procurar cuanto antes dotar a nuestro pequeño de todas las ayudas que estén a nuestro alcance, sobre todo en lo que respecta al aprendizaje de la lengua de signos, algo en lo que debe involucrarse toda la familia.

Si nosotros aceptamos a nuestro hijo le estamos dando las herramientas para aceptarse así mismo. Por supuesto, no es óbice para que busquemos cualquier tratamiento médico que ayude al pequeño a mejorar su audición.

El legendario músico de Jazz Miles Davis dijo lo siguiente: El silencio es el ruido más fuerte, quizá el más fuerte de todos los ruidos. No permitas que el silencio de tu hijo resulte atronador para él.




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Referencias